Durante los días 28 y 29 de febrero las personas participantes estuvieron intercambiando experiencias, revisando el ecosistema actual de OTCs y OTEs y otras entidades similares o como debería ser el perfil ideal de este tipo de entidades y de los servicios que se deberían prestar. También se analizaron los distintos tipos de Comunidades Energéticas tanto las de base ciudadana como las vinculadas a la actividad industrial y empresarial.
El encuentro contó con expertos provenientes de distintas entidades del ámbito nacional como Joaquín P. Mas Bleso director general del Grupo Enercoop, Erika Martínez Lizárraga presidenta en Goiener, Emmanuel Silva Muñoz CEO y cofundador de la Oficina de Transición Energética, Miguel Angel Cuartero Monsalve Gerente director de ZINCAMAN y Albert Baenas Gómez director de la Oficina per a la Transició Energètica de les Illes Balears, entre otras.
El papel de las OTCs y de las OTEs
Entre las principales conclusiones conviene destacar el papel determinante, a modo de ventanilla única, de las OTEs y OTCs como servicios públicos capaces de informar, orientar y acompañar a la ciudadanía para que puedan contribuir en su día a día en la transición hacia una forma de utilización de la energía más sostenible. Se las considera también herramientas idóneas para facilitar la participación de la ciudadanía en la constitución y supervivencia de las Comunidades Energéticas.
Respecto a los modelos de Comunidades Energéticas de base ciudadana, se concluyó que variarán en función del papel que jueguen la ciudadanía, los ayuntamientos y las empresas del sector. En cualquier caso, para este tipo de Comunidades, se considera imprescindible que el liderazgo y la gobernanza recaiga en la ciudadanía, asumiendo los ayuntamientos el papel de colaboradores activos y las empresas del sector como soporte técnico especializado.
El liderazgo y la gobernanza deben recaer en la ciudadanía
Por otro lado, se coincidía en que, para la supervivencia de las Comunidades Energéticas es necesario garantizar los recursos técnicos y administrativos básicos y afrontar con mucha cautela los modelos de negocio específico de cada proyecto con el fin de garantizar su viabilidad y sostenibilidad en el tiempo.
Con relación a las Comunidades Energéticas de base industrial o empresarial se sugiere aprovechar figuras de colaboración ya existentes en los entornos industriales como las entidades de colaboración o asociaciones empresariales adaptándolas para las nuevas funciones. No obstante, se considera la formula cooperativa como la más idónea por su amplia capacidad ejecutiva y participativa.
Las personas en el centro del debate.
Lo que es ya una constante en este tipo de encuentros es el reconocimiento del papel que pueden y deben jugar estas entidades en la democratización del acceso a la energía de las personas y en la dinamización social y económica de los territorios, especialmente en aquellos mas afectados por la despoblación y el reto demográfico.